1950, D. Joaquín había logrado reunir un grupo de jóvenes universitarias que, unidas por la fe en la Providencia de Dios, un gran amor a la Santísima Virgen y con mucha ilusión, impulsadas por la generosidad, la entrega y el espíritu emprendedor de D. Joaquín, formaron la primera semilla de lo que, años más tarde en 1953, serían las “Misioneras de la Providencia”.
Historia
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Nuestros comienzos
El 11 de septiembre de 1961, un grupo de cinco Hermanas llega a Talavera con muy poco equipaje pero cargadas de ilusiones y esperanzas. Con lógica curiosidad recorren la casa. Es una casa de dos plantas, señorial.
El primer día de estancia de las Hermanas en la casa, surge un problema no pequeño. Como llevaba cerrada algún tiempo, las tuberías estaban oxidadas y no salía agua por ninguna parte. El calor en Talavera era fuerte todavía en el mes de septiembre. ¿Qué hacer? No conocían a nadie para pedir agua.
Cuenta una Hermana: «Fuimos a una ferretería próxima a comprar un botijo. Hablando con el dueño, el Sr. Suela, le contamos lo que nos pasaba y el porqué de nuestra presencia en la ciudad; él nos escuchó con atención y, sin decir nada, entró en la trastienda y salió con un hermoso botijo lleno de agua fresquita que nos regaló. ¡Cómo agradecimos este detalle de la Providencia! A mediodía ya pudimos comer nuestros bocadillos como si estuviéramos de campo, sentadas en el suelo de la terraza y con el botijo al lado«.
Los comienzos, como en toda obra de Dios, no fueron fáciles, aunque como la Providencia no falla, hubo bastantes personas que ayudaron a las Hermanas de muchas maneras. En seguida se corrieron las voces de que en la calle del Sol se iba a abrir un nuevo colegio «para todas las clases sociales». Se fijó un plazo de inscripción y antes del comienzo del curso, estaban todas las plazas ocupadas.
Hubo familias que se preocuparon, no sólo del bien de los niños, sino también de las Hermanas. El primer día de clase llega un camión que transportaba muebles para un recibidor: una camilla grande y sus correspondientes sillas. La Hermana que lo recibió le dijo al repartidor: «Debe ser una equivocación; aquí no hemos pedido nada«. » Pues viene a nombre de Misioneras de la Providencia, y además, lo han dejado pagado» – repuso el repartidor. Un nuevo detalle de la Providencia por el que las Hermanas dieron muchas gracias a Dios, Padre Providente y rezaron por el donante anónimo.
Para conseguir el material que aún faltaba, sobre todo pupitres y sillas para las aulas, las Hermanas organizaron una tómbola. Mucha gente colaboró en ella, sobre todo las familias de las alumnas. Pero lo más bonito fue el ambiente que hubo entre mayores y pequeños; un ambiente de alegría, de fiesta, de amistad. Aquellos ratos compartidos fueron creando amistad entre todos y se fue formando una gran familia.
La Capilla era el lugar más importante del colegio. Allí buscaban las Hermanas la fuerza y el ánimo para su trabajo diario. Bastantes objetos de culto habían sido regalados por los dueños de la casa. La imagen de la Virgen, una Inmaculada preciosa, fue donada por la familia Ortega, que conoció al Padre Fundador en los días en que éste permaneció en Talavera buscando lugar para el colegio. Los bancos corrieron a cargo de los padres de las alumnas. Y poco a poco, la Capilla quedó totalmente amueblada.
Aquí se rezaba, se celebraba la Eucaristía, sobre todo en días especiales, se celebraba el mes de mayo a la Virgen. ¡Tantas cosas…! Muchas antiguas alumnas recuerdan con emoción los ratos que pasaron delante del Sagrario presentándole al Señor y a la Santísima Virgen sus dificultades, sus problemas, sus peticiones.
También se impartían clases nocturnas de Cultura General a chicas trabajadoras. Las Hermanas buscaban completar lo más posible los conocimientos básicos y la formación de estas chicas.
Desde el principio se ayudó a las Parroquias más cercanas en la Catequesis, liturgia, preparación de catequistas, etc.
Se puso también internado en el colegio. El número de internas llegó a sesenta y cinco. Era la época en que muchos padres y a veces también madres, marchaban a trabajar a Alemania, Suiza u otros países y encomendaban a sus hijas a las Hermanas, quienes cuidaban de ellas con toda dedicación y cariño, tratando de suplir de alguna manera, la ausencia de sus padres. Tuvieron que colocar literas hasta el último rincón.
El Padre Joaquín visitaba con frecuencia la nueva fundación. Permanecía algunos días y orientaba a las Hermanas en la educación de las niñas, en el trato con las familias, y las animaba a seguir adelante en la nueva misión que tanto fruto iba a dar en la Iglesia. Eran días de alegría para las Hermanas y también para las alumnas, quienes mostraban un gran cariño y cercanía al Padre Fundador. Los días en que permanecía en Talavera, se hacían teatros, bailes y representaciones que las dedicaban al Padre. ¡Y cuánto gozaba éste al ver a Hermanas y niñas felices! Eran días para él de una enorme satisfacción.
En más de una ocasión presidió la Eucaristía de la Primera Comunión en la Basílica de la Virgen del Prado, que por aquella época aún era ermita, aunque por su extensión e importancia, se la llamaba la «Reina de las Ermitas». Se sentía feliz rodeado de estas pequeñas que tanta alegría mostraban al recibir a Jesús por primera vez.
Los años iban pasando y el número de alumnas era cada vez mayor. El colegio de la calle del Sol se quedaba pequeño. No había otra alternativa, había que buscar terrenos para construir un nuevo colegio. El Padre Joaquín y las Hermanas, tras una intensa búsqueda, encontraron algo satisfactorio: un solar, que por entonces estaba algo alejado de la ciudad, pero que D. Joaquín, con visión de futuro, entendió que era el lugar idóneo, puesto que la ciudad se iría extendiendo por esa parte, cosa que así ha sido.
Pronto comenzaron las obras pero D. Joaquín no pudo verlas terminadas; un accidente de coche acabó con su vida el día 12 de octubre de 1966, día de la Virgen del Pilar. Tres días antes había estado en Talavera hablando a los padres y madres de las alumnas sobre la importancia de la educación y su implicación en esta tarea, como primeros responsables de la educación de sus hijos. «Parece como si hubiera venido a despedirse» – comentaban algunas personas al enterarse de tan triste suceso.
Año 1972.
El nuevo colegio abre sus puertas. Es grande y como el Padre Joaquín lo había soñado: rodeado de jardín y con mucha luz por todas partes. Y aquí comienza otra etapa que dura hasta el día de hoy.
Somos una gran familia: la familia educativa del colegio. Todos juntos, Hermanas, profesores y profesoras, alumnos y alumnas, familias, colaboradores y amigos trabajamos día a día, codo con codo, para ir haciendo realidad el sueño de D. Joaquín, nuestro Padre y Fundador. Llevar el mensaje de la Providencia a todos los rincones y a todos los ambientes, viviéndolo cada uno de nosotros en nuestra vida diaria y siendo testigos de ese amor de nuestro Padre Dios.
El camino se prolonga en el tiempo. Muchos acontecimientos son ya recuerdo. Pero hay un presente y se abre un futuro apasionante. Avanzamos y seguimos trabajando con ilusión, con pasión, por una hermosa causa: la educación de niñ@s y jóvenes. Y soñamos para que un día, estos niños, estos jóvenes, lleven al mundo un mensaje de paz, de esperanza y amor: el mensaje que intentamos sembrar en su corazón durante su estancia en el colegio.
Damos gracias al Señor por estos 50 años. La Providencia seguirá guiando nuestros pasos en este camino de la educación, siendo providencia para todas las personas que estén a nuestro lado.
Nuestros Horarios
Escolar
Educación Infantil y Primaria
Lunes a viernes, entradas y salidas escalonadas entre las 9:00 y las 14:20
(horarios especiales en septiembre y en junio)
Educación Secundaria
Lunes a viernes de 8:30 a 14:30
Tutorías
Educación Infantil y Primaria
Miércoles de 17:00 a 18:00
Educación Secundaria
Consulte el horario concreto con cada profesor
Secretaría
Mañana:
De lunes a viernes en horario lectivo
Organigrama de Nuestro Centro
Os presentamos nuestro organigrama con el que podrás entender fácilmente cómo está organizado el colegio y quiénes son las personas responsables de cada área.